CARMELITAS DESCALZAS

 

Asociación Nuestra Señora de Coromoto

Venezuela


 
San Juan de la Cruz

San Juan de la Cruz  

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San Juan  de la Cruz nace en Fontiveros – España, para el siglo XVI en el año de 1.542.  En Medina del Campo, para el año de 1.563 viste el habito de los Carmelitas. Y ya para el año de 1.567 es ordenado sacerdote después de estudiar filosofía y teología en la Universidad de Salamanca.

En el año de 1.568, por iniciativa  de Santa Teresa de Jesús, inicia la reforma del Carmelo masculino, en Duruelo. Reforma que le costó grandes sacrificios y trabajos, pero como hombre de fe, los afronta y asume desde Dios y con Dios. Muere a los 49 años,  el 14 de diciembre de 1.591 en Úbeda, entregándole a la Reforma Carmelitana los 23 años más prolijos de su vida. Es canonizado por el Papa Benedicto XIII el 27 de diciembre de 1.726. Y proclamado Doctor de la Iglesia por Pío XI, el 24 de Agosto de 1.926

Juan de la Cruz fue un hombre libre y esencial, bondadoso y comprensivo. Profundo y de gran agudeza en el discernimiento espiritual, en la interpretación bíblica y en el razonamiento teológico.

El componente afectivo destacó en su conducta y en sus escritos. No es sólo caridad fraterna, fue sensibilidad, pasión, afecto, cariño. Lo demostró con los pobres, con los enfermos, con su hermano Francisco, con sus hermanos religiosos.

Dinámico y trabajador Juan de la Cruz fue exigente en la coherencia entre vida y vocación. Poseedor de un alma artística, es tenido como artífice literario por el logro de sus obras. Nunca fue, ni quiso ser un profesional de la pluma. Su obra literaria es considerada de gran madurez y universalidad, ya que ofrece en ella, doctrina sustancial y sobria. Juan, fue ante todo un enamorado de la vida, un poeta, un cantor del amor como símbolo y realidad que mejor transparenta el ser de Dios.

Como Místico, para Juan de la Cruz Dios es la fuente y raíz de todo lo que es y hace, dice y escribe, tanto en el plano de su vivir humano como en el de su profunda religiosidad. Juan es un testigo por excelencia del Dios trascendente y familiar; trascendente en el misterio trinitario y familiar en el trato con los hombres. Trató desde la fe, donde Dios se comunica tal y como es, aunque de noche. Y a través de ella el hombre capta su presencia en la palabra revelada en la historia, en el corazón.

Juan de la Cruz es una de las figuras más desconcertantes y al mismo tiempo más transparente de la mística moderna. Él presenta la inquietante pasión de la búsqueda de Dios, como lo esencial de la vida de todo hombre. Que su realización es comprender que ha sido hecho para amar y realizarse en un diálogo de amor con Dios, en el ansia de apertura de par en par, para ser llenado por Dios.

Juan de la Cruz, nos dice que un hombre lejos de Dios es una realidad muerta y que la más apasionante de las aventuras y el más grande de los placeres de la vida humana, es la búsqueda de Dios, que siempre termina revelando su rostro a aquel que saliendo de sí mismo le busca por los caminos de la noche, impulsado por el amor.