Esta certeza nos la da el haber “conocido el amor
que Dios nos tiene” y el haberlo experimentado en nuestra vida.
Este amor está “tocando a
la puerta” de nuestro corazón, esperando a que le abramos
para “entrar y cenar”
con
nosotros.
¿A quiénes
se dirige? A cada uno de nosotros. ¡La oportunidad es
para ti y es para mí!
¿Y para
cuándo?
HOY
puede ser tu día, si abres a Dios la puerta y le permites sentarse
a tu lado, para hablar contigo como Amigo.
Si decides acoger al Señor en tu vida;
si Él empieza a ocupar tu pensamiento y se va convirtiendo en el
motivo de tus acciones; si el EVANGELIO
comienza a llenar de sentido tu existencia como les pasó a
Teresa, a Juan, a Teresita, a Edith, a Isabel, a Simón...; si
aceptas el reto de que Dios te transforme en un hombre nuevo, en
una mujer nueva, entonces
tu vida podrá convertirse en
testimonio del amor de Dios para los demás,
especialmente para los jóvenes, tan necesitados de testigos del
Evangelio que hablen con su vida, más que con sus palabras.
¿Por qué no podrías
TÚ realizar tu vocación a la
santidad dentro del estilo de vida carmelitano?
La lista donde están escritos los
nombres de los santos, aún no se ha cerrado. Hay tantos espacios
en blanco como personas en el mundo para que cada quien los llene
con su propia vida.

¿Te animas a llenar el tuyo?
¿Dejarás tu espacio vacío?